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Zoom a los Pilares de la Creación

 


El telescopio espacial James Webb de la NASA ha capturado un paisaje lleno de estrellas de los pilares de la creación.



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Exoplanetas del horror

El planeta más oscuro

El primer resultado importante de la Misión Kepler sobre TrES-2b es un albedo geométrico extremadamente bajo medido en 2011, por lo que lo hace el más oscuro exoplaneta conocido. Si todo el contraste día-noche se debiera al albedo geométrico, sería de 2.53%, pero el modelado sugiere que mucho de esto es la emisión del lado diurno y el verdadero albedo es mucho menor. Se estima que es menos de 1% y para el modelo que mejor se ajusta es de aproximadamente 0,04%.6 Esto hace que TrES-2b sea el exoplaneta más oscuro conocido, que refleja menos luz que el carbón o la pintura acrílica negra. No está claro por qué el planeta es tan oscuro. Una razón podría ser la ausencia de nubes reflectantes, como las que hacen que Júpiter sea tan brillante, debido a la proximidad de TrES-2b a su estrella madre y la consiguiente alta temperatura. Otra razón podría ser la presencia en la atmósfera de sustancias químicas que absorben la luz, como el sodio vaporizado, el potasio o el óxido de titanio gaseoso. En general, se espera que los Júpiter calientes sean oscuros, porque "se cree que la absorción debida a las amplias alas de las líneas D de sodio y potasio dominan sus espectros visibles". Aparte de la de Kepler-7b (38 ± 12%), las mediciones de albedo para Júpiter calientes generalmente solo han dado límites superiores.





EL PLANETA ASADO

HD 80606 b es un planeta extrasolar situado a una distancia de 217​ años luz de la Tierra en la constelación de la Osa Mayor. Orbita a la estrella HD 80606, que a su vez forma parte de un sistema estelar binario (visible con binoculares). Se trata del exoplaneta con mayor excentricidad (órbita más alargada) descubierto hasta la fecha. Debido a esto, su órbita tiene una forma muy alargada, más propia de los cometas. Forma parte de los exoplanetas denominados Júpiter excéntricos.
Su masa es de casi cuatro veces la de Júpiter, lo que le convierte en un gigante gaseoso. Su período de rotación se estima en unas 34 horas. Además, debido a su excentricidad, forma parte de los llamados "Júpiter excéntricos". Esta excentricidad es comparable, por ejemplo, a la del cometa Halley, aunque con la correspondiente diferencia de distancias y periodo orbital.
La temperatura del planeta oscila desde unos -20 °C en el apoastro hasta los 1.200 °C que alcanza en el periastro, donde recibe en torno a 800 veces más radiación de su estrella.​ En su paso por el periastro, las temperaturas varían de -20 °C a 1.200 °C en apenas seis horas, calentándose y enfriándose rápidamente.​ Este valor es suficiente incluso para fundir el níquel.​
A causa de estos bruscos cambios de temperatura, y amplificado debido a que su rotación no está sincronizada con su traslación, se desarrollan tormentas en su atmósfera que mueven vientos a velocidades tremendas, incluso de varios kilómetros por segundo​ desarrollándose vórtices en los polos del planeta.
El descubrimiento de HD 80606 b fue anunciado el 4 de abril de 2001.



Un planeta en "vía de extinción"

Kepler-1520b, es un exoplaneta que orbita la estrella Kepler-1520. Se encuentra a unos 2.020 años luz de la Tierra en la constelación de Cygnus. El exoplaneta se encontró utilizando el método de tránsito.
Kepler-1520b orbita su estrella madre con aproximadamente el 14% de la luminosidad del Sol con un período orbital de poco más de 12 horas y un radio orbital de aproximadamente 0.01 veces el de la Tierra (en comparación con la distancia de Mercurio al Sol, que es aproximadamente 0.38 UA). Este es uno de los períodos orbitales más cercanos detectados hasta ahora.
Kepler-1520b orbita tan cerca de su estrella madre que esencialmente se está evaporando al espacio por sublimación, perdiendo aproximadamente 0.6 a 15.6 de la masa de la Tierra por billón de años.​ Según las predicciones hechas por los científicos, Kepler-1520b dejará de existir en unos 40–400 millones de años.​ Los cálculos de las tasas de pérdida de masa muestran que el planeta probablemente tenía una masa ligeramente más pequeña que Mercurio cuando se formó por primera vez, ya que los cálculos muestran que los planetas con masas superiores al 7% de la Tierra apenas pierden masa en escalas temporales de mil millones de años.



LLAMARADAS DE FURIA


AU Mic es una estrella enana roja fría con una edad estimada de 20 a 30 millones de años, lo que la convierte en un “bebé estelar” en comparación con el Sol, que es al menos 150 veces mayor. La estrella es tan joven que brilla principalmente por el calor generado a medida que su propia gravedad la comprime. Menos del 10% de la energía de la estrella proviene de la fusión de hidrógeno en helio en su núcleo, el proceso que alimenta estrellas como nuestro Sol.

El sistema está ubicado a 31,9 años luz de distancia al sur de la constelación de Microscopium. Es parte de una colección cercana de estrellas del llamado grupo en movimiento Beta Pictoris, que toma su nombre de una estrella de tipo A más grande y más caliente que alberga dos planetas y que también está rodeada por un disco de escombros.

Esta estrella tiene dos planetas, uno de ellos AU Mic b casi abraza a su estrella, completando una órbita cada 8,5 días. Pesa menos de 58 veces la masa de la Tierra, lo que la coloca en la categoría de mundos similares a Neptuno. Se cree que AU Mic b se formó lejos de la estrella y migró hacia adentro a su órbita actual, algo que puede suceder cuando los planetas interactúan gravitacionalmente con un disco de gas o con otros planetas




HD 189733b, un exoplaneta que por su aspecto puede resultar muy parecido a la Tierra, pero nada más lejos de la realidad.


A diferencia de lo que ocurre con nuestro planeta natal ese bonito color azul no le viene porque tenga océanos, sino que es el reflejo de una atmósfera nebulosa rica en silicatos donde se encuentran vientos que se mueven a siete veces la velocidad del sonido.
Por si ese detalle no es suficiente para entender porqué este gigante es considerado como un mundo bellamente aterrador hay otros detalles que contribuyen a hacerle merecedor de tal título. Uno de ellos es que la lluvia en HD 189733b es muy diferente a la de la Tierra.
En HD 189733b llueven silicatos en forma cristalina, lo que significa que la lluvia puede cortar cualquier cosa orgánica que se cruce en su camino, y si a ésto unimos esos vientos huracanados a los que hicimos referencia tenemos un cóctel mortal.
Este gigante gaseoso, que tiene un tamaño similar al de Júpiter, es también un auténtico infierno, ya que sus temperaturas rondan los 700 grados de media
Científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), de la NASA, han detectado metano en la atmósfera del planeta, lo que constituye un hito para este tema. Es la primera vez que se observa la presencia de moléculas orgánicas en un planeta extrasolar.




MAS CALIENTE QUE LAS ESTRELLAS


En la búsqueda de planetas fuera del sistema solar, los astrónomos se han llevado no pocas sorpresas: mundos que menguan a toda velocidad, giran al revés o parecen hechos de diamante. El lejano Kelt-9 b, un gran exoplaneta gaseoso situado a 650 años luz de la Tierra, tiene su propia excentricidad. Descubierto en 2016, es de los más calientes conocidos hasta ahora.
Supera los 4.700º C en su cara diurna, una temperatura similar a la superficie de nuestro Sol y más caliente que el 80% de todas las estrellas del universo (a nivel superficial) . Calificarlo como tórrido es poco.
Kelt-9 b orbita una estrella que es dos veces más ardiente que el Sol, a una distancia diez veces más cercana de la que separa a Mercurio de nuestra estrella.

Con un tamaño 1,8 veces más grande que Júpiter y 2,9 veces su masa, es considerado un 'Júpiter caliente'. Su órbita completa dura un día y medio terrestres y luce una gigantesca y brillante cola de gas como si fuera un cometa.




UNA SUPERTIERRA INFERNAL

El planeta extrasolar 55 Cancri e orbita alrededor de una estrella similar al Sol y se encuentra a cuarenta años luz de la Tierra, en la constelación Cáncer. Es un planeta terrestre, con una superficie sólida aunque terriblemente agitada, y es una supertierra porque tiene un diámetro 2,5 veces superior al de la Tierra. Un año pasa en un suspiro: orbita tan cerca de su estrella que sólo tarda 18 horas en rodearla. Debido al acoplamiento de marea (tarda tanto en rotar sobre sí mismo como en completar su órbita) siempre muestra la misma cara a su estrella, como ocurre con la Luna, de modo que en 55 Cancri e hay un día perpetuo en uno de sus lados y una noche perpetua en el otro.

Unas condiciones extremas y muy opuestas en los dos hemisferios del planeta. En el lado diurno la temperatura es de unos 2.500 grados Celsius, mientras que en el lado nocturno es de unos 1.100 grados; la diferencia es enorme.




QUEMADO VIVO

En KELT-9b, un planeta fuera de nuestro sistema solar situado a 650 años luz, se dan dos circunstancias que hacen de él un mundo con temperaturas infernales que superan los 4.300º C y que lo convierten en el planeta gigante más caliente descubierto hasta la fecha. Por un lado, se encuentra tan cerca de su estrella que sólo tarda un día y media en orbitarla. Por otro, esta estrella (KELT-9) es un astro muy grande y muy caliente (es dos veces más grande y el doble de caluroso que nuestro sol).
Este mundo extremo, localizado en constelación de Cygnus, la cantidad de radiación ultravioleta que llega a este planeta es tan grande que imposibilita la formación de moléculas de agua, dióxido de carbono o metano. El bombardeo de radiación y el calor extrema estarían provocando la evaporación de los elementos que componen su atmósfera, generando una cola de gas parecida a la de los cometas.
Hay otras características que hacen de este gigante gaseoso un mundo extremo. Su masa es 2,8 veces superior al del enorme Júpiter pero sólo tiene la mitad de su densidad como consecuencia de la radiación extrema que le llega de su estrella y que hace que su atmósfera se hinche como un globo, según comparan los autores de este trabajo.
El bombardeo de radiación y el calor extrema estarían provocando la evaporación de los elementos que componen su atmósfera, generando una cola de gas parecida a la de los cometas.



WASP-12b, un planeta negro como el asfalto

WASP-12b prácticamente no refleja luz, haciendo que aparezca esencialmente negro.
orbita la estrella parecida al Sol WASP-12A, a unos 1.400 años luz de distancia, y desde su descubrimiento en 2008 se ha convertido en uno de los exoplanetas mejor estudiados. Con un radio casi el doble de Júpiter y un año de poco más de un día de la Tierra, WASP-12b se clasifica como un Júpiter caliente. Debido a que está tan cerca de su estrella madre, el tirón gravitatorio de la estrella ha estirado WASP-12b en una forma de huevo y ha elevado la temperatura de la superficie de su lado que encara a la estrella a 2.600 grados centígrados.
La alta temperatura es también la explicación más probable para el bajo albedo de WASP-12b. Hay otros Júpiter calientes notablemente negros, pero son mucho más fríos que WASP-12b. Para esos planetas, se sugiere que las nubes y los metales alcalinos son la razón de la absorción de la luz, pero no funcionan para WASP-12b porque es increíblemente caliente.

El lado de luz diurna de WASP-12b es tan caliente que las nubes no pueden formarse y los metales alcalinos se ionizan. Es incluso lo suficientemente caliente como para romper las moléculas de hidrógeno en el hidrógeno atómico que hace que la atmósfera actúe más como la atmósfera de una estrella de baja masa que como una atmósfera planetaria. Esto conduce al albedo bajo del exoplaneta.




Un mundo exótico

Saffar, en ocasiones llamado Upsilon Andromedae Ab para distinguirlo de la estrella Upsilon Andromedae B, es un planeta extrasolar situado a unos 44 años luz de la Tierra, en la constelación de Andrómeda, aproximadamente a 10 grados de la galaxia de Andrómeda. El planeta requiere de casi cinco días para orbitar la estrella binaria compuesta por Titawin (una gemela solar) y Titawin B (una enana roja).
Descubierto en junio en 1996 por Geoffrey Marcy y R. Paul Butler, se convirtió en uno de los primeros jupíteres calientes hallados. Saffar es el planeta con órbita más próxima a su estrella en su sistema planetario. El planeta utiliza 4,6 días en completar su órbita alrededor de su estrella.
El telescopio espacial Spitzer analizó la temperatura del planeta y encontró que la diferencia entre ambos hemisferios de Saffar es de unos 1400 grados Celsius, con variaciones de entre –20 a 230 grados y 1400 a 1650 grados Celsius. La diferencia en cuanto a temperatura ha llevado a especular que Saffar tiene su marea acoplada, con el mismo hemisferio siempre de cara a Titawin.




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El Bestiario de Tolkien y las criaturas de la Tierra Media, ilustradas en una fantástica infografía




J.R.R Tolkien fue el artífice de uno de los universos más épicos y extensos de toda la literatura existente. Su habilidad para construir un mundo tan vasto como lo es la Tierra Media y otros continentes inventados por él sigue siendo una hazaña increíble hoy en día. Todos los habitantes del imaginario de Tolkien, incluso las criaturas más raras que aparecen en solo algunas páginas en sus libros, tienen una historia de fondo que se vincula con otras razas y hace de su obra una experiencia compleja y a la vez gloriosa.


De hecho, las descripciones, los bocetos y las notas detalladas de Tolkien son tan específicos que configuró por completo las diferentes criaturas y cómo serían. Lástima que nunca vivió para poder verlas en la gran pantalla.


Si bien la mayoría de fans suelen estar más familiarizados con las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson, las sagas de El Hobbit y El Señor de los Anillos (que ocupan principalmente los eventos de la Guerra del Anillo) eso es solo la punta del iceberg. Tanto los viajes de Bilbo como de Frodo Bolsón, esos hobbits amantes de la comodidad, que por motivos del destino son enviados en complicadas misiones a lo largo de la Tierra Media ocurren en lo que Tolkien define como la Tercera Edad.


¿Qué quiere decir eso? Que en las películas se han obviado siglos de historia que ya han tenido lugar cuando la mayoría de nosotros nos familiarizamos por primera vez con Arda y su gente. Arda, para quien no haya leído El Silmarillion, es como el autor llama a su versión ficticia de la Tierra, que abarca tanto la Tierra Media como Valinor, el reino oriental al que parten los Elfos al final de El Retorno del Rey.


Tolkien se inspiró en la historia, la mitología, la filosofía y las religiones del mundo, así como en sus propias experiencias luchando en la Primera Guerra Mundial para crear su mundo de fantasía y sus habitantes. "Hay un anillo para gobernarlos a todos". Pero, ¿quiénes son "todos"? La diseñadora Elena Fever ha traducido y adaptado una infografía preciosa sobre esas criaturas que habitan el imaginario de Tolkien.



Puedes ver el gráfico en su máxima resolución aquí.


En ella encontramos desde elfos, la más antigua y noble de las razas hablantes de la Tierra Media, los primeros hijos de Eru Ilúvatar en venir al mundo y más tarde encontrados por los Valar, como los enanos, también llamados Naugrim, Khazâd y Gonnhirrim: grandes conocedores de la minería y orfebrería y poseedores de una gran longevidad. O los orcos, una raza de criaturas humanoides concebida por Morgoth y que originalmente le sirvieron. Más tarde servirían a su sucesor, Sauron, en su búsqueda por hacerse con el anillo único y dominar la Tierra Media.


Sin embargo, el gráfico no incluye muchas otras criaturas como los Maiar y los Valar, los seres más poderosos del universo de Tolkien. Descendientes de los espíritus mágicos, la mayoría de estos magos de la Tierra Media se trasladaron a las Tierras Imperecederas de Valinor, donde existen como energía pura que nunca puede ser destruida. Aunque hay otros Maiar que adoptaron formas humanas para ayudar al bien o al mal.



Puedes ver el gráfico en su máxima resolución aquí.


Por suerte, la diseñadora Elena Fever ha creado un gráfico donde sí aparecen todas estas criaturas y razas. Por ejemplo, los Nazgûl, que en lengua negra significan "Espectros del Anillo" y eran sirvientes del señor oscuro Sauron. Originalmente grandes guerreros de los Hombres a los que les dieron los nueve anillos de poder que les hicieron inmortales. Sin embargo, eventualmente los corrompieron. La infografía se completa con todo tipo de bestias como las arañas, trolls, huargos, y cada una de las razas de elfos, humanos, enanos y orcos.


Ahora que la serie de Amazon Prime Video Los Anillos de Poder nos ha hecho volver a la Tierra Media y esta semana concluye su primera temporada, estos gráficos son una buena manera para ampliar nuestra comprensión sobre este extenso y vasto universo ficticio.

Gráficos traducidos y adaptados por Elena Fever.


FUENTE: Xataca

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Cómo se formará el próximo supercontinente en la Tierra

 


Hace casi 500 años, el cartógrafo flamenco Geradus Mercator produjo uno de los mapas más importantes del mundo.


Ciertamente no fue el primer intento de crear un atlas mundial, y tampoco fue particularmente preciso: Australia está ausente y las Américas están dibujadas de forma aproximada.


Desde entonces, los cartógrafos han producido versiones cada vez más precisas de esta configuración continental, corrigiendo los errores de Mercator, así como los sesgos entre hemisferios y latitudes creados por su proyección.

Pero el mapa de Mercator, junto con otros producidos por sus contemporáneos del siglo XVI, reveló una imagen verdaderamente global de las masas terrestres de nuestro planeta, una perspectiva que, desde entonces, ha persistido en la mente de la gente.


Lo que Mercator no sabía es que los continentes no siempre han estado posicionados de esta manera. Él vivió alrededor de 400 años antes de que se confirmara la teoría de la tectónica de placas.



Al mirar las posiciones de los siete continentes en un mapa, es fácil suponer que están fijos. Durante siglos, los seres humanos han librado guerras y hecho la paz por conquistar estos territorios, bajo el supuesto de que su tierra, y la de sus vecinos, siempre ha estado allí y siempre lo estará.


Sin embargo, desde la perspectiva de la Tierra, los continentes son hojas a la deriva en medio de un estanque. Y las preocupaciones humanas son una gota de lluvia en la superficie de la hoja.

Los siete continentes alguna vez estuvieron reunidos en una sola masa, un supercontinente llamado Pangea. Y antes de eso, hay evidencia de otros que se remontan a más de tres mil millones de años: Pannotia, Rodinia, Columbia/Nuna, Kenorland y Ur.


Los siete continentes alguna vez estuvieron reunidos en una sola masa, un supercontinente llamado Pangea.



Los geólogos saben que los supercontinentes se dispersan y ensamblan en ciclos: ahora estamos en la mitad de uno.

Entonces, ¿qué tipo de supercontinente podría existir en el futuro en la Tierra? ¿Cómo se reorganizarán las masas de tierra tal como las conocemos a muy largo plazo?


Un terremoto inusual


Resulta que hay al menos cuatro trayectorias diferentes que podrían seguir. Y muestran que los seres vivos de la Tierra algún día residirán en un planeta muy diferente, más parecido a un mundo alienígena.

Para el geólogo Joao Duarte de la Universidad de Lisboa, el camino para explorar los futuros supercontinentes de la Tierra comenzó con un evento inusual en el pasado: un terremoto que sacudió Portugal un sábado por la mañana en noviembre de 1755.


Fue uno de los terremotos más poderosos de los últimos 250 años, que dejó un saldo de 60.000 muertos y provocó un tsunami a través del océano Atlántico. Lo que lo hizo particularmente raro fue su ubicación.


"No debería haber grandes terremotos en el Atlántico", dice Duarte. "Fue extraño".


Ilustracion del terremoto de Lisboa de 1755.


Los terremotos de esta escala generalmente ocurren en o cerca de las principales zonas de subducción, donde las placas oceánicas se sumergen debajo de los continentes y se derriten y consumen en el manto caliente.

Involucran colisión y destrucción. El terremoto de 1755, sin embargo, ocurrió a lo largo de un límite "pasivo", donde la placa oceánica que subyace al Atlántico se transforma suavemente en los continentes de Europa y África.


Proyecciones

En 2016, Duarte y sus colegas propusieron una teoría de lo que podría estar pasando: los puntos de sutura entre estas placas podrían estar deshaciéndose y podría estar avecinándose una ruptura importante.


"Podría ser una especie de mecanismo infeccioso", explica. O como el vidrio que se astilla entre dos pequeños agujeros en el parabrisas de un automóvil.

Si es así, una zona de subducción podría estar a punto de extenderse desde el Mediterráneo a lo largo de África occidental y tal vez más allá de Irlanda y Reino Unido, generando volcanes, formación de montañas y terremotos en estas regiones.


Duarte se dio cuenta de que, si esto sucede, podría provocar el cierre del Atlántico. Y si el Pacífico continuara cerrándose también, lo que ya está ocurriendo a lo largo del "Anillo de Fuego" que lo rodea, eventualmente se formaría un nuevo supercontinente. Lo llamó Aurica, porque las antiguas masas de tierra de Australia y las Américas se ubicarían en su centro.


Se vería así:

Aurica, el supercontinente que podría formarse si el Atlántico y el Pacífico se cerraran


Luego de que Duarte publicara su propuesta para Aurica, se preguntó por otros escenarios futuros. Después de todo, la suya no era la única trayectoria supercontinental que habían propuesto los geólogos.

Entonces, comenzó a conversar con el oceanógrafo Matthias Green, de la Universidad de Bangor, en Gales. La pareja se dio cuenta de que necesitaban a alguien con habilidades computacionales para crear modelos digitales.


"Esa persona tenía que ser alguien un poco especial, a quien no le importara estudiar algo que nunca sucedería en escalas de tiempo humanas", explica.


Esa resultó ser su colega Hannah Davies, otra geóloga de la Universidad de Lisboa. "Mi trabajo consistía en convertir dibujos e ilustraciones de geólogos anteriores en algo cuantitativo, georreferenciado y en formato digitalizado", explica Davies. La idea era crear modelos que otros científicos pudieran desarrollar y perfeccionar.


Pero no fue sencillo. "Lo que nos ponía nerviosos es que se trata de un tema increíblemente nuevo. No es lo mismo que un artículo científico normal", dice Davies. "Queríamos decir: 'Está bien, entendemos mucho sobre la tectónica de placas después de 40 o 50 años. Y entendemos mucho sobre la dinámica del manto y todos los demás componentes del sistema. ¿Hasta dónde podemos llevar ese conocimiento al futuro?'".


Esto llevó a cuatro escenarios. Además de modelar una imagen más detallada de Aurica, exploraron otras tres posibilidades, cada una de las cuales se proyecta hacia el futuro en aproximadamente entre 200 y 250 millones de años a partir de ahora.

El primero fue lo que podría pasar si continúa el statu quo: el Atlántico permanece abierto y el Pacífico se cierra. En este escenario, el supercontinente que se forma se llamará Novopangea. "Es el más simple y el más plausible según lo que entendemos ahora", dice Davies.


Novopangea se formará si la actividad tectónica conocida hoy continúa sin sorpresas


Sin embargo, también podría haber eventos geológicos en el futuro que conduzcan a situaciones diferentes.


Un ejemplo es un proceso llamado "ortoversión" donde el océano Ártico se cierra y el Atlántico y el Pacífico permanecen abiertos. Esto cambia las orientaciones dominantes de la expansión tectónica, y los continentes se desplazan hacia el norte, todos dispuestos alrededor del Polo Norte, excepto la Antártida.


En este escenario, se forma un supercontinente llamado Amasia:


Si se forma Amasia, será porque los continentes se desplazaron hacia el norte


Finalmente, también es posible que la expansión del lecho marino en el Atlántico pueda disminuir. En el medio del océano, hay una cresta gigante que divide dos placas y atraviesa Islandia hasta el océano Antártico.


Aquí, se está formando nueva litosfera, que es como una cinta transportadora. Si esta expansión se ralentizara o se detuviera, y si se formara un nuevo límite de placa en subducción a lo largo de la costa este de las Américas, se obtendría un supercontinente llamado Pangea Ultima, que parece un enorme atolón:



Pangea Ultima se vería rodeado por un gran océano, pero tiene un mar central dentro


Estos cuatro modelos digitales ahora significan que los geólogos tienen una base para probar otras teorías. Por ejemplo, los escenarios podrían ayudar a los científicos a comprender los efectos de diferentes arreglos supercontinentales en las mareas, así como el clima del futuro profundo: ¿cómo sería el clima en un mundo con un océano enorme y una masa terrestre gigante?


Para modelar el clima de un supercontinente, "no se pueden usar los modelos del IPCC [Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático], y punto, porque no están diseñados para eso", dice Duarte. "No puedes cambiar las variables que necesitas cambiar".


Exoplanetas

Los modelos de los futuros supercontinentes de la Tierra también pueden servir como indicador para comprender el clima de los exoplanetas. "La futura Tierra es completamente ajena", explica Davies. "Si estuvieras en órbita sobre Aurica, o Novopangea, probablemente no lo reconocerías como la Tierra, sino como otro planeta con colores similares".


Esta idea llevó al trío a colaborar con Michael Way, físico del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA. Él y sus colegas buscan estudiar climas en mundos alienígenas modelando las variaciones del nuestro a lo largo del tiempo.


"Solo tenemos tantos ejemplos de cómo puede verse un clima templado. Bueno, tenemos un ejemplo para ser honesto: la Tierra, pero tenemos la Tierra a través del tiempo", dice Way. "Tenemos los escenarios del pasado, pero al movernos hacia el futuro y usar estos maravillosos modelos tectónicos para el futuro, esto nos brinda otro conjunto para agregar a nuestra colección".


Necesitas tales modelos porque puede ser difícil saber qué buscar al analizar exoplanetas potencialmente habitables desde lejos.


¿Qué tipo de configuración continental podrían tener los mundos extraterrestres rocosos?


Lo ideal sería saber si un planeta tiene un ciclo de supercontinente, porque la presencia de vida y la tectónica de placas activas podrían estar entrelazadas. El posicionamiento continental también podría afectar la probabilidad de agua líquida.


A través de los telescopios, no se pueden ver los continentes y la composición atmosférica solo se puede inferir. Entonces, los modelos de variaciones climáticas podrían revelar alguna señal indirecta que los astrónomos podrían detectar.


Variaciones


El modelo de Way de los climas del supercontinente -que se demoró meses usando una supercomputadora- reveló algunas variaciones sorprendentes entre los cuatro escenarios.


Amasia, por ejemplo, conduciría a un planeta mucho más frío que el resto. Con la tierra concentrada alrededor del Polo Norte y los océanos menos propensos a llevar corrientes cálidas a latitudes más frías, se acumularían capas de hielo.

Aurica, por el contrario, sería más suave, con un núcleo seco pero con costas similares a las de Brasil hoy día, con más agua líquida.


Un planeta con una configuración continental diferente, tendría otro clima.


Es útil saber todo esto, porque si un exoplaneta similar a la Tierra tiene placas tectónicas, no sabremos en qué etapa del ciclo del supercontinente se encuentra actualmente y, por lo tanto, necesitaremos saber qué buscar para inferir su habitabilidad.

No debemos suponer que las masas terrestres se dispersarán, a mitad de ciclo, como la nuestra.


En cuanto al futuro de nuestro propio planeta, Davies reconoce que los cuatro escenarios de supercontinentes que han modelado son especulativos, y puede haber sorpresas geológicas imprevistas que cambien el resultado.


"Si tuviera una Tardis para ir a ver, no me sorprendería que, en 250 millones de años, el supercontinente no se pareciera en nada a ninguno de estos escenarios. Hay tantos factores involucrados", dice.


Sin embargo, lo que se puede decir con certeza es que las masas de tierra que damos por sentadas algún día se reorganizarán en una configuración completamente nueva.

Los países que alguna vez estuvieron aislados unos de otros serán vecinos cercanos. Y si la Tierra aún alberga seres inteligentes, podrán viajar entre las antiguas ruinas de Nueva York, Pekín, Sídney y Londres sin ver un océano.


FUENTE: BBC News

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El lado oscuro de los vegetarianos: ni más ecológicos ni más sanos


Así lo asegura Lierre Keith, autora de 'El mito vegetariano', que sostiene que, frente a la creencia de los veganos, la agricultura está haciendo un daño incalculable al planeta
"La agricultura es carnívora: lo que come son ecosistemas y los ingiere enteros", explica la escritoria, quien fue vegana 20 años... hasta que su dieta le pasó factura
Ni fertilizantes ni antibióticos: así es el granjero más revolucionario del mundo

«La capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos para el hombre». Lo dijo un tal Thomas Malthus allá por 1798. Según sus cálculos, 1880 era la fecha estimada para que la situación fuera insostenible. Pero no tuvo en cuenta hambrunas ni guerras, que diezmaron la población mundial, ni el desarrollo exponencial de las revoluciones industriales que estaban por llegar. Y, sin embargo, esa guillotina sigue ahí, amenazando con cortarnos la cabeza por culpa de un crecimiento que no parece conocer límites.


Esos límites existen y ya los hemos rebasado. Tal y como está montado el tinglado, en 2050 seremos cerca de 10.000 millones de habitantes en este maravilloso y loco planeta. Según varios estudios, la producción de alimentos deberá crecer hasta un 50% para poder satisfacer las demandas de la población. ¿Cómo podemos frenar antes de llegar a ese punto de no retorno? Si, según la FAO, 815 millones de personas pasan hambre hoy en día, ¿cuántas morirán de inanición en 2050? Intentamos adentrarnos en este laberinto de datos, predicciones catastrofistas, modas alimentarias y el poder omnímodo de la industria alimentaria.


La solución mágica para mejorar la alimentación, la salud y combatir los daños que sufre el medio ambiente reside en los vegetales. O eso afirman algunos. Era algo indudable para Lierre Keith, escritora feminista y ecologista, autora de El mito vegetariano (Capitán Swing), un libro a medio camino entre el diario personal, el ensayo y la llamada a las armas. Keith se agarró a esa idea como algo irrefutable durante los 20 años que fue vegana, hasta que su cuerpo dijo basta. Lo que ahora pretende poner en cuestión es la identidad construida en torno al vegetarianismo, tratando de desmontar las razones morales, políticas y de salud que esgrimen los veganos. No siempre lo consigue, pero al disparar contra todo y contra todos provoca al menos un debate que se antoja necesario.


«La gente que más se preocupa por la destrucción medioambiental no entiende que son parte del problema», explica por teléfono desde California. «Hasta que no comprendamos qué es lo que está causando esa destrucción no seremos capaces de pararla. Estoy hablando específicamente de la agricultura». La mayoría de veganos creen que su dieta a base de vegetales es lo mejor que pueden hacer para detener el desastre ecológico. «Y están completamente equivocados, no por sus valores, que son perfectamente válidos, sino porque no entienden que la agricultura es la cosa más destructiva que los humanos le han hecho al planeta», subraya.


Los veganos que esgrimen argumentos éticos para no comer animales se aferran a la idea de que no participan en la muerte de ningún ser vivo. Sus manos no están manchadas de sangre y, por tanto, su conciencia está tranquila. «Los monocultivos arrasan a los habitantes originales para que los invasores puedan hacerse con la tierra», afirma en el libro. «Es una limpieza biológica, un biocidio. No es pacífico. No es sostenible. Y cada pequeña porción de alimento está cargada de muerte». La agricultura industrial acaba con la riqueza del suelo, desplaza y extingue especies, modifica los cauces de los ríos, los deseca y contamina: «La agricultura es carnívora: lo que come son ecosistemas y los ingiere enteros»






LOS VEGANOS NO ENTIENDEN QUE LA AGRICULTURA ES LO MÁS DESTRUCTIVO QUE LOS HUMANOS LE HAN HECHO AL PLANETA  Lierre Keith, autora de 'El mito vegetariano' 



Keith es consciente de que hasta el 70% del grano que se produce en el mundo está destinado al consumo animal, una manera eficaz de engordar al ganado para producir carne barata pero no exenta de riesgos y consecuencias devastadoras. «Todo lo que dicen sobre la ganadería industrial es verdad. Es una actividad cruel, despilfarradora y destructiva». Pero, sostiene Keith, comerse una hamburguesa de tofu y una de ternera no difiere tanto en cuanto al impacto que eso tiene en el medio ambiente y en la biodiversidad. 


¿Es cierto que cuanta más carne comemos más huella de carbono tiene nuestra alimentación? 

El problema real es que sólo se tienen en cuenta los costes medioambientales de la carne de ganadería industrial, que tiene una gigantesca huella de carbono porque está alimentando a los animales erróneamente. Sobre todo se utiliza maíz, que contribuye directamente al calentamiento global, porque todos sus fertilizantes están hechos a base de petróleo y gas. Pero el maíz no es el alimento natural de los rumiantes, sino la hierba. En el momento en el que pones de nuevo al ganado a comer pasto, recuperas un sistema biológico que funciona a la perfección y que absorbe carbono en vez de liberarlo. El problema no son los rumiantes, sino la dependencia del ser humano de los combustibles fósiles. 



Luis Ferreirim, portavoz de Agricultura de Greenpeace, está de acuerdo con Keith en que «uno de los grandes problemas de la agricultura industrial es la uniformidad. Son cultivos que generan una dependencia brutal de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, lo que provoca desequilibrios ecológicos muy grandes. Eso tiene graves consecuencias sobre el medio ambiente, desde la contaminación directa de suelos y agua, hasta poner en riesgo especies tan fundamentales para la agricultura como los polinizadores».


Eso sí, Ferreirim prefiere poner el foco en el desperdicio alimentario: «La propia FAO asume que la Revolución Verde, que se diseñó para incrementar de forma exponencial la producción de alimentos, es un modelo agotado y nos ha dejado una herencia terrible. Ese modelo productivista nos ha llevado a producir tal cantidad de cereales que al final estamos tirando una tercera parte, un excedente con el que se podría alimentar a la población que tendremos en 2050».

Chúpate ésa, Malthus.


La Revolución Verde de la que habla el portavoz de Greenpeace se inició a finales de los años 60 y estaba basada en variedades de alto rendimiento de granos de cereales, distribución de semillas híbridas, fertilizantes sintéticos y pesticidas. La iniciativa se vio reforzada en EEUU, sostiene Keith, «por una política pública que defendía que todo el mundo debía adoptar una dieta baja en grasas y alta en carbohidratos. Fue un experimento llevado a cabo con toda la población estadounidense. 50 años después, podemos decir que todo lo que consiguieron fue hacernos más gordos, más enfermos y más estúpidos. Y no son insultos, sino la descripción de una realidad. Es algo que nos ha destruido».


Ahora llegamos al otro caballo de batalla de la autora de El mito vegetariano, la principal razón por la que se lanzó a escribir el libro: su deteriorada salud. Tras 20 años de dieta vegana, desarrolló una enfermedad degenerativa articular (espondilosis) que la acompañará el resto de su vida. A eso hay que sumarle episodios de hipoglucemia, agotamiento, náuseas, ansiedad, depresión, desaparición de la regla... Síntomas que se encarga de ligar a las deficiencias de su dieta en las páginas del libro. 



LA AGRICULTURA ES CARNÍVORA: LO QUE COME SON ECOSISTEMAS Y LOS INGIERE ENTEROS. ES UN BIOCIDIO. CADA PEQUEÑA PORCIÓN DE ALIMENTO ESTÁ CARGADA DE MUERTE 



¿Culpa a la alimentación vegana de todas sus enfermedades? 

Sí, porque todas mejoraron cuando dejé de serlo. Algunas desaparecieron por completo, otras son permanentes, pero al menos sufro mucho menos dolor que antes. Para mí no hay duda alguna: comer una dieta con presencia de grasas de animales que yo misma crío ha hecho mi vida mejor y más sana. Es muy habitual que me escriban veganos y ex veganos. Y muchos de ellos sufren exactamente los mismos problemas de salud que yo tuve. Puedes darte cuenta de cuando una ideología anula la realidad física porque la gente es capaz de hacer cosas terribles por un supuesto bien común. Algunos de ellos son fanáticos, y aunque ven con sus propios ojos cómo se deteriora su salud y la de sus hijos, siempre anteponen su ideología. 


Para confrontar su versión, consultamos la opinión de Aitor Sánchez, dietista-nutricionista del Centro de Alimentación Aleris y autor del libro Mi dieta cojea (Ediciones Paidós). «Es posible tener una dieta vegana que no afecte a la salud o que sea beneficiosa si está bien planificada. ¿Cuál es el conflicto? Que mucha gente adopta esta dieta por su cuenta y riesgo, como quien sigue una dieta omnívora mal diseñada y acaba con problemas de salud como los que se ven en nuestro entorno».


En el día a día recibimos un bombardeo constante. Aliméntate a base de quinoa y aguacate como si no hubiera un mañana (a pesar del impacto que eso pueda tener en los productores locales). No te olvides del bífidus y los omega-3. Come menos carne y lácteos. Estos consejos nos llegan de todas las fuentes posibles, algunas fiables, otras no tanto. ¿En quién confiar? «Conviene dejarse guiar por el sentido común y el rigor científico, y eso a veces no es nada fácil», apunta Sánchez. «Si no son gurús, te está intentando timar la industria alimentaria, o puede que des con sanitarios desactualizados y con anuncios de televisión que dicen barbaridades. Hay demasiados intereses privados de por medio. Los dietistas-nutricionistas nos dedicamos a esto pero sucede, como en cualquier otra profesión, que el hecho de serlo no te garantiza tener buenas pautas. Conviene fiarse de profesionales actualizados, rigurosos e independientes».


Lierre Keith asume que las decisiones personales no van a transformar el ritmo vertiginoso al que agotamos los recursos y la fertilidad del suelo. La catástrofe malthusiana sigue ahí, acechando sobre nuestras cabezas. Lo que defiende, y en esto están de acuerdo los tres entrevistados, es que la respuesta tiene que proceder de técnicas agrícolas que garanticen la diversidad. La ganadería extensiva, el policultivo de plantas vivaces y el consumo de proximidad son las armas más eficaces, según ellos, en esta lucha por la sostenibilidad del planeta y sus habitantes.

FUENTE:EL MUNDO
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El hombre que en 1938 “descubrió” el calentamiento global pero nadie quiso escuchar

El ingeniero británico canadiense Guy Stewart Callendar tomó la meteorología como un pasatiempo y fue el primero en descubrir que la temperatura del planeta había aumentado. Murió en 1966, sin recibir el reconocimiento por su profecía de la catástrofe que se viene.


El aumento de la temperatura global ya es de 1,1 grados respecto de la era preindustrial y podría incrementarse a entre 1,5°C y 2°C para 2030, Callendar pensó que esto podría ocurrir dentro de cientos de años





Faltaba un año para que se desatara la Segunda Guerra Mundial cuando Guy Stewart Callendar, un científico británico canadiense, notó mientras observaba a través de las estaciones meteorológicas del mundo que las temperaturas se habían incrementado a lo largo de los últimos años. Fue una señal tenue pero a la vez concreta. Estaba pasando.

Eso lo llevó a buscar en el archivo de las investigaciones sobre una posible causa, y todo lo que leyó apuntaba a las emisiones de dióxido de carbono, consecuencia directa de la Revolución Industrial. Pensó que si se duplicaban las concentraciones del CO2 el mundo podría girar y girar hacia un aumento de 2°C con el paso de los siglos. Lo llamó “efecto Callendar”, e incluso en ese momento creyó que un poco más de clima cálido podía ser beneficioso para el planeta.

No pasó ni siquiera un siglo. Ochenta y tres años más tarde, la humanidad y el resto de los seres vivos de la Tierra ya estamos amenazados por aquello que Callendar detectó solo. La última cumbre COP 26 en Glasgow, Escocia, días atrás, dejó la preocupación en nivel de alerta máxima. El cambio climático ya complica la vida en todas las regiones del planeta.

El Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC) presentó un informe en agosto pasado con predicciones catastróficas si no se logran disminuir las emisiones de CO2 y de gas metano ni se detiene la deforestación: el aumento de la temperatura global ya es de 1,1 grados respecto de la era preindustrial y podría incrementarse a entre 1,5°C y 2°C para 2030. El año que se termina, de hecho, dejó cientos de muertes por inundaciones, olas de calor, huracanes e incendios forestales. Estos eventos son cada vez más comunes y más intensos. Y según los científicos es consecuencia del cambio climático.

Callendar, nacido en Montreal, Canadá en 1898, lo vio, con las limitaciones técnicas de la época, en 1938, a sus 40 años. Ingeniero especialista en tecnología de vapor, tomó la meteorología como un pasatiempo y desde ahí empezó a escuchar y leer comentarios sobre otras personas que al mirar el historial meteorológico veía ciertos aumentos de temperatura. Entonces comparó los registros de 147 estaciones meteorológicas de todo el mundo y pudo constatar que las temperaturas efectivamente habían aumentado durante el siglo anterior, el XIX.

“Callendar fue el primero en descubrir que el planeta se había calentado. Recopiló mediciones de la temperatura mundial y sugirió que este calentamiento estaba relacionado con las emisiones de dióxido de carbono”, explicó el profesor Phil Jones, de la Universidad de East Anglia en Norwich, que estudió el legado del científico.


Guy Stewart Callendar, ingeniero especialista en tecnología de vapor, tomó la meteorología como un pasatiempo y fue el primer en descubrir que la temperatura del planeta había aumentado


El científico concluyó que durante los últimos cien años la concentración del gas había aumentado aproximadamente el 10%. Callendar entendió que el aumento podría explicar el calentamiento detectado. Él había leído a sus colegas del siglo anterior, que se dieron cuenta de que los gases de la atmósfera provocan un “efecto invernadero” que afecta la temperatura del planeta. Ellos estaban interesados principalmente en la posibilidad de que un nivel más bajo de gas de dióxido de carbono pudiera explicar las edades de hielo del pasado distante.

Entre ellos estaba el sueco Svante Arrhenius, quien calculó que las emisiones de la industria humana podrían traer algún día un calentamiento global, pero muchos de sus colegas descartaron su idea, la consideraron errónea. En 1896 completó un trabajoso cálculo numérico que sugirió que reducir a la mitad la cantidad de CO2 en la atmósfera podría bajar la temperatura en Europa unos 4 ó 5°C, es decir, a un nivel de la Edad de Hielo.

Pero esta idea solo podría responder al enigma de las edades de hielo si realmente fueran posibles cambios tan grandes en la composición atmosférica. Para esa pregunta, Arrhenius contactó a un colega, Arvid Högbom, quien había compilado estimaciones sobre cómo el dióxido de carbono circula a través de procesos geoquímicos naturales, incluida la emisión de los volcanes o la absorción por los océanos.

En el camino se le ocurrió una idea extraña, casi increíble para la época: calcular las cantidades de CO2 emitidas por las fábricas y otras fuentes industriales. Así, descubrió que las actividades humanas estaban agregando dióxido de carbono a la atmósfera a una velocidad aproximadamente comparable a los procesos geoquímicos naturales que emitían o absorbían el gas. Otro científico lo resumiría una década más tarde: la humanidad estaba “evaporando” las minas de carbón en el aire. El CO2 liberado por la quema de carbón en 1896 elevaría el nivel apenas en una milésima parte, pero eso podría ser un incremento significativo si continuaban el tiempo suficiente. Exactamente lo que ocurre.

Pero en su momento, Arrhenius no lo vio eso un problema. Calculó que si la industria continuaba quemando combustible al ritmo de 1896, se necesitarían quizás 3.000 años para que el nivel de CO2 subiera de modo que aumente la temperatura del planeta 4 grados. Högbom, de hecho, dudaba que alguna vez se elevara tanto.


Los huracanes y las mareas altas son otras de las consecuencias del aumento de la temperatura global



Arrhenius planteó la posibilidad de un calentamiento futuro en un artículo científico muy divulgado en su época y en un libro publicado en 1908, cuando la tasa de quema de carbón ya era significativamente más alta que en 1896. El científico sugirió que el calentamiento global podría ser notorio en “unos pocos siglos” en lugar de milenios. Sin embargo lo mencionó solo de pasada durante una discusión sobre de lo que realmente interesaba a los científicos de su tiempo: la causa de las edades de hielo. Arrhenius no había descubierto del todo el calentamiento global, sino solo un curioso concepto teórico.

Pero en 1938, apareció Callendar, con su argumento de que el nivel de dióxido de carbono estaba subiendo y elevando la temperatura global. A él tampoco le prestó demasiada atención la mayoría de los científicos de la época, que encontraron sus argumentos inverosímiles, a pesar de los antecedentes de Arrhenius.

Para el futuro, Callendar estimó, sobre bases vistas desde ahora endebles, que una duplicación del CO2 podría traería gradualmente un aumento de 2°C en un futuro lejano. Aunque entendió que las emisiones industriales ya eran mucho mayores que en la época de Arrhenius, Callendar nunca imaginó la escalada exponencial que haría posible la duplicación a finales del siglo XXI.

“La gente se mostró escéptica sobre algunos de los resultados de Callendar, en parte porque la acumulación de CO2 en la atmósfera no era muy conocida y porque sus estimaciones del calentamiento causado por el CO2 eran bastante simplistas para los estándares modernos”, comentó Ed Hawkins, del Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Reading, autor en 2013 junto a Phil Jones de un artículo que revisita el legado de Callendar.




Para el científico canadiense con el paso de los siglos el aumento podría desencadenar un cambio hacia un clima más cálido y autosuficiente. Eso no le pareció una mala perspectiva, pero tampoco lo vio tan claro porque también él estaba interesado en la era de las glaciaciones.

A pesar de que no fue tomado muy en cuenta, los libros de texto de climatología de las décadas de 1940 y 1950 incluían breves referencias a sus estudios. La mayoría de los meteorólogos dio poca entidad a la idea de Callendar. Desconfiaban de que el CO2 hubiera aumentado en la atmósfera.

“Fue solo en la década de 1950, cuando los instrumentos mejorados mostraron con mayor precisión cómo el agua y el CO2 absorbían la radiación infrarroja, que llegamos a una mejor comprensión de la importancia de las emisiones de carbono. Los científicos de la época tampoco podían creer realmente que los humanos pudieran afectar un sistema tan grande como el clima, un problema que la ciencia climática todavía encuentra en algunas personas hoy en día, a pesar de la evidencia convincente de lo contrario”, agregó Hawkins.

“Las estimaciones de Callendar para la cantidad de calentamiento observado han resistido la prueba del tiempo y concuerdan notablemente bien con los análisis más modernos del mismo período. Lo que hace que el trabajo de Callendar sea más notable es que era un aficionado que hacía todos los tediosos cálculos él mismo en su tiempo libre, a mano, sin el uso de computadoras”, se sorprende Jones.


En años en los que ya parece no haber más tiempo para dilatar una decisión seria sobre el calentamiento global, la figura de Callendar reapareció entre los expertos que se juntaron en la COP26 de Glasgow. Si el debate sobre la influencia del hombre en el clima global es hoy uno de los temas que pone en jaque la supervivencia de la especie humana, es en parte responsabilidad del ingeniero canadiense, que alertó sobre la cuestión mucho antes y casi sin saber lo que decía.

“Las alarmas son ensordecedoras y la evidencia es irrefutable: las emisiones de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles y la deforestación están asfixiando nuestro planeta y poniendo a miles de millones de personas en riesgo inmediato. El calentamiento global está afectando a todas las regiones de la Tierra, y muchos de los cambios se vuelven irreversibles”, remarcó en agosto pasado el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Callendar murió en Londres a los 66 años, antes de que, tristemente, el planeta, herido de gravedad, le diera la razón.


FUENTE:Infobae
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