La celebración del 2.500 aniversario de la creación del Imperio persa fue una de las más caras y grandiosas en la historia de la humanidad.
La indignación de la población con la decisión del entonces sah dejó una enorme huella en las mentes de la población y se considera una de las razones por las que el régimen del sah cayó.
La celebración, que tuvo lugar hace medio siglo, duró cinco días, entre el 12 y el 16 de octubre de 1971, y conmemoró la fundación del Imperio persa aqueménida por el rey Ciro el Grande.
El objetivo de las celebraciones no fue simplemente rendir homenaje a la antigua cultura y celebrar la historia de Irán. Era mucho más importante mostrar al mundo los avances tecnológicos del Irán del sah Mohammad Reza Pahleví.
La pomposidad con la que se celebró el 2.500 aniversario de Persia indignó a muchos habitantes. Había serias razones detrás de su ira.
La mayoría de ellos vivía en condiciones precarias, mientras que la monarquía despilfarraba decenas de millones de dólares en dicha festividad.
Para más inri en el evento sí había numerosos invitados extranjeros, pero muy pocos verdaderos 'invitados de honor', los propios persas.
El sah por alguna razón dejó de lado a sus propios súbditos y lo festejó con los líderes mundiales. Muchos creen que la ira y la decepción de los habitantes con el paso del tiempo llevaron a la Revolución de 1979.
Este punto de vista no es universalmente aceptado, pero sí se puede decir con certeza que fue uno de los factores que dieron inicio a los eventos que llevaron al cambio de poder en el país, y que a su vez culminó con la proclamación de la república islámica.
Precisamente por eso muchos consideran que esta fiesta, que buscaba celebrar la creación y la existencia del imperio, en realidad acabó con él para siempre.
El ayatolá Jomeiní |
Los clérigos que luego llegarían al poder, en particular el ayatolá Jomeiní, entonces criticaron duramente la celebración al tacharla de 'festival del diablo'. La crítica de aquellos acontecimientos persiste incluso en la actualidad.
Los preparativos para la mayor fiesta de la historia
Los preparativos para la celebración del 2.500 aniversario duraron casi un año. Para enfatizar la importancia del evento el régimen del sah decidió celebrar el evento en la antigua capital del Imperio aqueménida, Persépolis, ubicada cerca de la actual ciudad iraní de Shiraz.
Una de las partes más importantes de los preparativos para el evento fue la modernización de la infraestructura de transporte: la construcción de una carretera que conectaría el lugar de las celebraciones con el modernizado aeropuerto internacional de Shiraz.
La meta de las autoridades persas era conseguir casi lo impensable: crear un oasis en medio de un desierto, la zona de Persépolis.
Para hacer realidad el sueño del sah había que importar hierba, árboles e incluso animales de otras partes del planeta. Los autores de este grandioso proyecto hasta limpiaron el desierto de serpientes y de demás especies para que los invitados se sintieran más cómodos.
Los creadores de la nueva Persépolis crearon la llamada Ciudad de Tiendas. compuesta de 50 tiendas para dar hospedaje a numerosos invitados extranjeros.
Hoy esta ciudad, al igual que otras partes de la 'nueva Persépolis’, luce abandonada. Es un recordatorio y un monumento al despilfarro totalmente insensato de dinero público.
La gran preocupación fue la seguridad, dada la alta concentración de líderes mundiales en un solo lugar, y que además dicho sitio estaba muy aislado, lo que representaba un gran peligro para quienes se encontraban en él.Para estos fines las tiendas donde vivían estaban equipadas con teléfonos y con conexión por satélite.
La lujosa celebración
La fiesta que entró en la historia por su pompa
El evento fue tan importante que se televisó y transmitió en muchos países. Los monarcas de Irán, el rey y la reina, dieron inicio a la festividad el 12 de octubre, cuando rindieron homenaje al rey aqueménida y fundador del Imperio, Ciro el Grande.
El evento contó con muchos asistentes, y los monarcas los recibieron personalmente durante los dos primeros días.
La celebración de la fundación del Imperio persa coincidió con el cumpleaños de la reina, Farah Pahlaví. Precisamente el 14 de octubre tuvo lugar la famosa cena de gala. Los 600 invitados cenaron durante más de cinco horas.
Se convirtió en el banquete más prolongado y pomposo de la historia moderna. Los gastos fueron altísimos, y la cena también destacó por la ausencia de los ciudadanos del país, a excepción de la mismísima familia real.
Entre los invitados había muchos monarcas de las familias reales de Europa, pero también otros líderes políticos.
Los más destacados fueron el heredero al trono de España, Juan Carlos de Borbón; el jefe de Estado de Yugoslavia, Josip Broz Tito; el presidente de Brasil, Emílio Garrastazu Médici; y el vicepresidente de Estados Unidos, Spiro Agnew. La reina británica, Isabel II, no asistió al evento por razones de seguridad.
Las celebraciones continuaron con el desfile militar de las Fuerzas Armadas iraníes y con otro banquete menos oficial. El día 16 concluyó las celebraciones con la inauguración de la torre Shahyad, en la capital del país, Teherán.
Hoy es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, pero tras la Revolución iraní fue renombrada como Torre Azadi, o Torre Libertad. Las ruinas de Persépolis son ahora una atracción turística.
El legado de la festividad del 2.500 aniversario del Imperio persa está vivo incluso hoy porque muchos creen que ya no hay vuelta atrás al despilfarro insensato de dinero a manos de la familia real.Que los ciudadanos no fueran invitados fue una bofetada del sah que el pueblo todavía recuerda.
FUENTE: Sputnik
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