De origen belga, Hércules Poirot no es solamente "el detective más famoso del mundo", sino que se ha convertido en el detective más carismático del género. Poirot, atildado y con un impecable bigotito, impresiona a propios y a extraños cuando utiliza sus "pequeñas células grises" para desvelar de manera brillante, y a menudo sorprendente, los casos más complicados.
Londres se hallaba una vez más sumida en la oscuridad. Nubes densas y oscuras cubrían el cielo de la capital amenazando con descargar una tormenta que se antojaba violenta. Seguro en su apartamento en el edificio Whitehaven Mansions, Hércules Poirot, el detective más famoso del mundo (o al menos eso decía él), se hallaba sentado en el sillón de su despacho, con los ojos cerrados, haciendo trabajar sus pequeñas células grises, mientras su fiel secretaria, la señorita Lemmon, aguardaba en pie con una taza de tisana en la mano y su mejor amigo y socio, el capitán Hastings, recostado en el diván, ojeaba el periódico para comprobar si sus inversiones iban al alza. Poirot estaba a punto de resolver un nuevo caso de asesinato, de eso estaba completamente seguro (a pesar de lo que pudiera opinar el inspector jefe Japp). Sería otro éxito que le catapultaría una vez más a la fama y del cual se harían eco todos los tabloides de Inglaterra.
EL REFUGIADO BELGA
Uno de los detectives más carismáticos de la novela negra mundial, Hércules Poirot, nació de la pluma de la reina británica de la intriga, Agatha Christie, en el año 1920. El pequeño detective belga (considerado francés por muchos, para indignación del aludido) ha sido el protagonista de más de treinta novelas, de varias películas e incluso de series televisivas. Por tener, Poirot tuvo hasta su propia esquela cuando su creadora, Agatha Christie, hastiada de su propio personaje, decidió acabar con la vida del detective que más casos había resuelto. El 6 de agosto de 1975 el New York Times titulaba: "Muere el detective Hércules Poirot". Pero pese a su innegable fama, el origen de Poirot sigue siendo enigmático. ¿De dónde surge este singular personaje?
El pequeño detective belga (considerado francés por muchos, para indignación del aludido) ha sido el protagonista de más de treinta novelas, de varias películas e incluso de series televisivas.
La pregunta que muchos se han hecho es qué hacía un detective belga en el Londres de entreguerras, colaborando en más de un caso con Scotland Yard. Para entenderlo nos tenemos que remontar al silenciado drama de los refugiados en el que se hallaba inmersa Europa a principios del siglo XX. Es muy probable que uno de aquellos refugiados belgas que llegaron a Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial inspirase a la escritora británica, tal como ella misma reconoce en su autobiografía: "Entonces me acordé de nuestros refugiados belgas. ¿Por qué no hacer que mi detective sea belga? Había todo tipo de refugiados. ¿Por qué no un oficial de policía refugiado? Un policía retirado. No demasiado joven".
¿UN ANTIGUO GENDARME?
Con la invasión de Bélgica por parte de Alemania el 4 de agosto de 1914, un millón y medio de ciudadanos belgas se vieron obligados a huir de su país; algunos optaron por quedarse en la vecina Holanda o Francia y otros, la mayoría, marcharon a las islas británicas. Este éxodo tuvo una gran repercusión en el país, y en todo el mundo, como atestigua la crónica publicada el 21 de octubre de 1914 por el diario La Vanguardia en la que se podía leer: "El Gobierno y el pueblo de Inglaterra saben perfectamente que se encuentran bajo la obligación moral de mantener a los refugiados belgas, con relativo confort, hasta que termine la guerra; saben que hay que atender a sus necesidades y procurar hacerles agradable la vida entre nosotros, hasta donde sea posible, procurando dar ocupación a los hombres y mujeres aptos para el trabajo".
Con la invasión de Bélgica por parte de Alemania el 4 de agosto de 1914, un millón y medio de belgas se vieron obligados a huir de su país; algunos optaron por quedarse en Holanda o Francia, pero la mayoría marchó a las islas británicas.
Así, entre las teorías sobre el origen del personaje de Poirot entre los refugiados belgas que llegaron a Inglaterra se encuentra la que sostiene el comandante retirado Michael Clapp. Según su investigación, entre estas personas se hallaba el gendarme retirado Jacques Hornais, que fue alojado en la casa de una señora en la localidad costera de Torquay, al sur de Inglaterra, según se desprende de unas anotaciones hechas en su diario por la propia abuela de Clapp, una mujer llamada Alice Graham, que ayudó a muchos refugiados a instalarse en Gran Bretaña. Al parecer Hornais llegó a Inglaterra con su hijo adolescente, y dejó en su país a su mujer y a una hija. Agatha Christie creció precisamente en Torquay, así que tal vez pudo haberle conocido y haberse inspirado en él para su personaje (o también se cree que la autora pudo haberse inspirado en otro gendarme belga retirado llamado Jacques Hamoir).
Además de haber buscado la inspiración para su detective entre los refugiados belgas, como ella misma reconoció, es muy posible que la escritora británica también se inspirase para su Hércules Poirot en otros personajes de ficción, como Hercule Popeau, un detective surgido de la mano de la escritora de novelas de intriga Marie Belloc Lowndes, o incluso en el también investigador belga Jules Poiret, creado por el escritor Frank Howell Evans.
UN MÉTODO PECULIAR
Sea como fuere, el personaje de Hércules Poirot es innegablemente único: un hombre pedante, vanidoso, egocéntrico y atildado hasta lo insufrible, que se considera a sí mismo como "el más grande detective del mundo". Su rasgo más distintivo es el engominado bigotito que cuida y recorta con un cuidado casi obsesivo. El debut del personaje se produjo en octubre de 1920 en Estados Unidos y el 21 de enero de 1921 en el Reino Unido, como protagonista de la novela El misterioso caso de Styles. El detective belga adquiere ya una gran popularidad desde su primer caso, y a partir de ahí Agatha Christie fue modelando el carácter de su creación en cada libro. En su primera novela, el propio Arthur Hastings, que a la postre se convertirá en su inseparable amigo y socio, dijo de él al conocerlo: "Medía apenas algo más de 1,60 m, pero se desenvolvía con una gran dignidad. Su cabeza tenía exactamente la forma de un huevo y siempre la ladeaba un poco hacia un lado. Su bigote era muy tieso y militar. Incluso si toda su cara estuviera cubierta, las puntas del bigote y la nariz rosada serían visibles. La pulcritud de su vestimenta era casi increíble; creo que una mota de polvo le habría causado más dolor que una herida de bala. Sin embargo, este hombrecito de vestimenta pintoresca había sido en su tiempo uno de los miembros más famosos de la policía belga."
Los escenarios donde tienen lugar los casos que Hércules Poirot investiga son variopintos. Muchos de ellos suceden en Inglaterra, pero otros ocurren en el extranjero en el transcurso de exóticos viajes, como es por ejemplo el caso de las emblemáticas Muerte en el Nilo (1937) o Asesinato en el Oriente Express (1934), o incluso en el transcurso de unas accidentadas excavaciones arqueológicas, como Asesinato en Mesopotamia, novela publicada en 1936 (recordemos que la autora, casada en segundas nupcias con el arqueólogo Max Mallowan, pasó algunos años acompañando a su esposo en sus excavaciones en el Próximo Oriente). Para resolver los casos en los que se ve envuelto, Poirot utiliza la psicología y estudia la naturaleza humana. También presta una inusual atención a detalles que en principio parecen no tener importancia, pero que al final se acaban revelando decisivos. Todo ello a pesar de las burlas de su amigo, el inspector jefe Japp, de Scotland Yard, que siempre se ve obligado a reconocer que Poirot, cómo no, tenía razón.
Hércules Poirot fue encarnado por el actor Peter Ustinov en algunas de las adaptaciones cinematográficas de las novelas de Christie. Sobre estas líneas, en una escena de 'Muerte en el Nilo', de 1978. |
UNA RELACIÓN DE AMOR-ODIO
Poirot llegó a ser tan famoso que incluso pareció cobrar vida propia. Existe una curiosa anécdota en la que el propio detective envía una carta a los editores norteamericanos de Agatha Christie en 1936, en la que se presenta a sí mismo como si fuera una persona real: "Comencé a trabajar como miembro del departamento de detectives de Bruselas, en el caso Abercrombie Forger en 1904 y durante muchos años me sentí orgulloso de ser miembro del servicio de detectives en mi Bélgica natal. Desde antes de que finalizara la guerra he estado, como ustedes saben, en Londres donde estuve viviendo en habitaciones… Me establecí como detective en Londres… En junio del año pasado me instalé en un apartamento en Whitehaven Mansions, cuyo edificio elegí teniendo en cuenta su proporción estrictamente geométrica".
A pesar del éxito de las novelas protagonizadas por Poirot (exactamente treinta y tres novelas y cincuenta relatos cortos publicados entre 1920 y 1975), Agatha Christie acabó "odiando" a su propia creación. En la introducción de Telón, la última novela en la que aparece Hércules Poirot y en la que muere como consecuencia una afección cardíaca, la escritora británica confesaba: "¿Por qué, por qué, por qué tuve que dar vida a esta pequeña criatura detestable, grandilocuente y tediosa? Sin embargo, confieso que Hercule Poirot ha vencido. Ahora siento un cierto afecto que, aunque me cueste, no lo puedo negar". Al final, la creadora del "detective más famoso del mundo" moriría un año después que su famoso detective, el 12 de enero de 1976.
FUENTE: National Geographic
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