No existen suficientes calificativos que enmarquen lo sorprendente de este invento. Sin lugar a duda, el oxígeno es un elemento imprescindible para la subsistencia del ser humano y ahora todo parece indicar que podrá ser creado en un laboratorio.
Aunque parezca increíble la “Silk Leaf” u “hoja de seda” sería la primera hoja sintética capaz de producir oxígeno a partir de dióxido de carbono, luz solar y agua.
Pero, cómo es posible que se de este proceso natural a través de hoja sintética?
Este proyecto ha sido desarrollado por el científico Julian Melchiorri, del “Royal College of Arts” de Londres. Se trata de una hoja sintética creada por el joven científico a partir de una base con proteína de seda a la que le adicionó cloroplastos de plantas naturales que son los encargados de la fotosíntesis, que ayudan a la conversión de la luz en energía química. Al entrar en contacto esta proteína de seda con la luz solar y el agua, la hoja artificial actúa como lo haría una hoja natural, capaz de producir y liberar oxígeno en el aire.
Esta creación ya se perfila para diversos escenarios. Uno de ellos sería apoyar misiones espaciales en donde el oxígeno es prácticamente inexistente, con el fin de realizar exploraciones en rangos cada vez mas amplios, ya que este sistema es muy económico energéticamente, pues las hojas consumen muy poca luz y agua para realizar su proceso de fotosíntesis.
Pero su uso no se limita al campo espacial, pues ha despertado el interés en el sector de la construcción como una excelente alternativa en fachadas y sistemas de ventilación, al lograr absorber aire del exterior y pasarlo a través de filtros biológicos para crear aire oxigenado al interior de las edificaciones.
La funcionalidad de esta creación no acaba aquí, pues ya se ha pensado para ambientar interiores y exteriores. Como muestra de ello Melchiorri ha desarrollado una lámpara con esta hoja, con la que además de iluminar la casa, produce oxígeno.
Este invento ya ha tenido sus primera criticas por parte de Wim Vermass científico del Centro para Bioenergía y Fotosíntesis de la Universidad Estatal de Arizona, el cual argumenta que esta alternativa no sería tan efectiva para misiones espaciales debido a que la vida de los cloroplastos es muy limitada, y tal vez, no sobrevivirían mucho tiempo por fuera de nuestro planeta.
Lo que si esta claro, es que este invento ya ha abierto el camino para futuras investigaciones que llevarán a la búsqueda, de mecanismos alternativos para generar recursos que ayuden a la subsistencia del ser humano en diversos escenarios.
Sin embargo, creaciones como estas seguirán necesitando de la naturaleza para lograr ser funcionales, la pregunta aquí sería sí descubrimientos como éstos, serán amigables con el medio ambiente o si terminarán afectándolo aún más. Bueno, sólo queda ver la evolución de la ciencia en este aspecto fundamental para evitar el uso indiscriminado de los recursos naturales.
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