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Dragones, guivernos, dracos, wyrms…


Son muchos los términos que los seres humanos hemos usado para denominar a los dragones (aži, drakon, long, ryu, zmey), y debido en parte a nuestro afán moderno por clasificar todo lo que conocemos, estos han sido utilizados para diferenciar o categorizar a los dragones en ciertos contextos particulares, especialmente en la literatura fantástica, la cultura lúdica y la industria del entretenimiento, algo que de ser utilizado creativamente puede enriquecer los mundos imaginarios que estas esferas han concebido, y esto a su vez suele acrecentar la satisfacción experimentada por los lectores de libros, jugadores y fanáticos de los juegos de rol y videojuegos. No obstante, uno fácilmente podría caer en el error de tratar de generalizar o imponer los términos propios de algunos de estos mundos al resto de ramas de la ficción, la mitología o incluso la historia misma. Esto se debe a que ciertos universos fantásticos parecen compartir el mismo glosario de términos, los cuales al popularizarse comienzan a formar parte del argot utilizado en determinados contextos. Uno de los ejemplos más claros es la aparente confusión entre el uso de los términos “dragón”, “guiverno”, “draco” y “wyrm” (aunque no son los únicos), cuando, al menos en mi opinión, no debería haber ninguna ya que fuera de la esfera particular en la que pudieron haber sido empleados, semánticamente significan lo mismo.

Hay dos criterios que debemos considerar al tratar el dilema “dragón-guiverno-draco-wyrm”. Primero, necesitamos conocer el origen etimológico de estos términos; segundo, debemos comprender el contexto en el que estos fueron o son utilizados. Comencemos.


Dragón

De manera general, un dragón es un ser mitológico con rasgos ofídicos al que las leyendas le han consignado una plétora de atributos fantásticos que originalmente representaban las diversas manifestaciones de la naturaleza. La palabra “dragón” proviene del latín draco, el cual a su vez se deriva del griego δράκων [ˈdɾako:n], uno de los términos empleados por los griegos para referirse a una serpiente, y que ingresó al idioma castellano tras la sonorización de la [k] en [g]. Si revisamos la literatura antigua encontramos que los primeros dragones no son otra cosa que serpientes monstruosas que encarnan la furia de la naturaleza, por lo que no resulta extraño que en las lenguas de nuestros antepasados el término “serpiente” sea usado indistintamente para denominar a un dragón (el sánscrito “ahi”1 significa serpiente o dragón, y el pictograma primitivo de la palabra “long”2, dragón en chino, representaba a una serpiente que puede matar). Y aunque cada cultura podía representar a los dragones de formas diferentes, la esencia de la imagen del dragón es virtualmente la misma, como se muestra en las siguientes representaciones:


  
Estatua de piedra de un dragón en el pueblo de Zhangmutou, China.



Miniatura de un elefante y dragón – Harley MS3244, folio f.39v, British Library.

Estatua del Puente de los Dragones en Liubliana, Eslovenia

Guiverno

La palabra guiverno proviene del inglés “wyvern”, el cual según el Merriam-Webster Dictionary es una alteración del inglés medio “wyvere” que significa “víbora” (viper en inglés), término que proviene del anglo-francés “guivre”, siendo éste una variación del latín “vipera”. En la heráldica, el guiverno suele ser representado como un dragón de dos alas y dos patas –de ahí que también sea conocido como “dragón heráldico”–, el cual es muy distinto a la “vipera” de la que el término “wyvern” procede.

Una de las primeras descripciones de la criatura conocida como “vipera” aparece en el libro Naturalis Historia de Plinio el Viejo publicado en el año 77, de acuerdo al cual se trata de un animal con cuerpo de serpiente y orejas parecidas a las de un conejo, cuyos extraños hábitos reproductivos suelen ser representados en varios bestiarios medievales (la hembra devoraba la cabeza del macho durante el apareamiento o antes de que las crías nazcan, y estas dan muerte a su madre al momento de nacer cuando atraviesan su vientre para salir al exterior), tal como se muestra en la siguiente ilustración proporcionada por el Bestiario de Aberdeen publicado en el siglo XII:


Vipera (hembra y macho)  – Aberdeen University Library MS 24 (Aberdeen Bestiary), ca. 1200, f. 66v  

La interacción cultural de la Europa medieval haría que la “vipera” eventualmente adoptara los rasgos de un dragón, deviniendo así en los términos “guivre”, “wyvern”, “guiverno”, etc., cuyas representaciones no difieren mucho de las de los dragones. De hecho, el dragón que aparece en el Bestiario de Aberdeen no es muy distinto a la vipera mostrada en folio 40r del MMW, 10 B 25 conservado en el Museum Meermanno, hecho recurrente no solo en otros bestiarios, sino también en la literatura, el arte y la imaginería de la época:



Dragon –  Aberdeen University Library MS 24 (Aberdeen Bestiary), ca. 1200, f. 65v

En la heráldica, no obstante, al momento de describir un escudo de armas sí se suele diferenciar al dragón del guiverno, aunque la única diferencia visual es que el guiverno tiene dos patas y un par de alas, mientras que el dragón suele ser representado con cuatro patas y alas, al menos en la heráldica moderna. En su libro A Complete Guide to Heraldry (1909), Arthur Fox-Davies  comenta que, en el uso de la palabra “dragón”, distintos países utilizaban distintos términos como “wyvern” o “cockatrice”, y que el “wyvern” ocasionalmente era graficado sin alas y con un nudo en la cola, como lo hacía la familia Ffarington de Lancashire (lo que nos recuerda a la “vipera” de Plinio). Esto significa que en la heráldica temprana, o por lo menos antes de que esta fuera estandarizada, los términos “dragón” y “wyvern” solían ser usados indistintamente para describir a un dragón.


Ilustraciones de dragones y guivernos por Graham Johnston en “A Complete Guide to Heraldry” (1909). 

Sin embargo, creo es la cultura popular la que ha hecho del guiverno una criatura distinta (a veces totalmente distinta) a los dragones, algo que podría atribuirse a la proliferación de los juegos de rol, los videojuegos y la industria del entretenimiento. Una de las más grandes influencias de la fantasía moderna en general es Dungeons & Dragons, un clásico juego de rol, en el cual los guivernos figuran desde su primera edición en 1974 como criaturas parecidas a un dragón pero de menor tamaño, con un par de alas, dos patas traseras y una cola provista de un aguijón ponzoñoso.

Guiverno en el Manual de Monstruos de Dungeons & Dragons (1977).  

Afirmar que el dragón y el guiverno son dos bestias son completamente distintas, que el guiverno es una especie o sub-especie de dragón, o incluso que el guiverno no es un dragón en absoluto es erróneo. En un contexto específico, tales como la heráldica o un libro de fantasía medieval, es perfectamente plausible diferenciar o clasificar a los dragones, guivernos y demás seres de la manera que los escolares o autores consideren pertinente. Fuera de un contexto en particular, imponer tales subdivisiones al resto de ramas del conocimiento, incluyendo el campo de la ficción, es simplemente irrelevante.






Draco (Drake)

La criatura a la que me refiero en este punto no es el draco del latín, que simplemente significa dragón, sino al anglicismo “draco” procedente de la palabra “drake” que, nuevamente gracias a la influencia de la industria del entretenimiento, suele emplearse para describir a un dragón joven o a una clase de dragón de escaso tamaño desprovisto de alas y que anda a cuatro patas

Draco – Final Fantasy XIV
Dracos – D&D Monster Vault: Threats to the Nentir Vale, por Jim Nelson


En inglés, “drake” es el nombre que se les da al pato macho y al insecto volador conocido como “efímera”, por lo que tiene un doble origen etimológico. En el primer caso, esta palabra tiene un origen germánico al derivarse del alemán alto antiguo “antrahho” que se convertiría en la palabra alemana “enterich” (pato macho), y que en inglés medio es “andraca” (literalmente “rey de los patos”, pato macho), abreviado como “draca”; en el segundo caso proviene del inglés antiguo “draca” (dragón), el cual procede del latín “draco” (diccionarios Merriam-Webster y Oxford). A diferencia del polémico “guiverno”, la palabra “drake” es usada o bien para referirse al pato macho, o bien a la efímera, o bien a un dragón cualquiera en inglés antiguo. Por lo tanto, no creo necesaria mayor explicación, ya que no hay evidencia alguna ni en los bestiarios ni en los relatos antiguos o medievales sobre una criatura denominada “drake”  que tenga las características del draco de la fantasía moderna (reptil de cuatro patas o dragón joven) y que no podamos llamar simplemente “dragón”.  Y bueno, creo que está de más decir que es dudoso que estos “dracos” estén emparentados con las anátidas o los efemeróptidos.





Wyrm

Los dragones germánicos y escandinavos eran llamados “wurm”, que en el antiguo alemán alto significan “gusano” y “serpiente”, palabra que, de acuerdo al diccionario Merriam-Webster, provenían del latín “vermis” que significa “gusano” y que se convertiría en el “wyrm” del inglés antiguo. Estos dragones solían ser descritos como monstruos con un largo cuerpo cuyos movimientos se asemejaban a los de un gusano o serpiente, sus colmillos o aliento era venenoso (algunos podían escupir fuego), podían tener dos o más pares de patas y generalmente estaban desprovistos de alas –con algunas excepciones como el lindwurm alemán que en la heráldica se asemeja mucho al guiverno. Nidhogg y Fafnir poseen los típicos rasgos de un “wurm” y suelen ser denominados como tales en la antigua épica europea. Pero al igual que la palabra “drake”, este es simplemente un sinónimo de “dragón”. Nuevamente, decir que un wyrm o wurm es exclusivamente un dragón sin alas y con un solo par de patas (o ninguno) es erróneo. Tanto el Nidhogg escandinavo como el dragón al que se enfrenta el héroe persa Rostam son dragones, sea que uno prefiera denominarlos “wyrm” o “aždahâ”.

Nidhogg royendo las raíces de Yggdrasill – Manuscrito islandés del siglo XVII AM 738 4to,  Árni Magnússon Institute. 

Rostam matando al dragón – Shahnameh, MS Ouseley Add. 176, fol. 68v, Oxford, Bodleian Library.

Clasificar a los dragones de la manera que uno crea conveniente es perfectamente válido para cada mundo fantástico en particular, pero, aunque lamente repetirme, el tratar de imponer tal o cual clasificación sobre el resto de áreas no solo es tan erróneo como inútil; Tolkien comprendía este hecho bastante bien, pues tanto Glaurung (llamado también el Gran Gusano, y de aspecto similar al del wurm escandinavo) como Smaug (que se asemeja al guiverno heráldico) eran denominados “urulókis” (“serpientes de fuego” en la lengua ficticia Quenya), fire-drakes (dracos de fuego en español) o dragones de forma indistinta.

Como punto final, les dejo algunas de las representaciones de “San Jorge y el dragón”, las cuales demuestran que en la perspectiva medieval los dragones, guivernos, dracos, wyrms, etc., eran la misma criatura. Estoy convencido que los artistas que representaron estas obras o los creadores de esta leyenda no debieron cambiar el título de sus respectivos trabajos a San Jorge y el “guiverno/draco/wyrm”, y ciertamente nosotros tampoco tenemos ningún motivo para hacerlo.

Ícono del Milagro de San Jorge y el Dragón – Rostov, finales del siglo XIV, Museo del ícono ruso en Moscú.

San Jorge – Hans Acker, ventana coloreada de la Catedral Luterana de “Ulm Münster” en Ulm,Alemania (1440).


Vida de San Jorge – Alexander Barclay, tallado en madera (1515).


San Jorge victorioso sobre el dragón – Mattia Preti, pintura al óleo (1678).

FUENTE: Auroswords.com
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